COP30: El fracaso de las élites contra el pueblo y la naturaleza
La COP30 que acaba de terminar en Brasil nos dejó con el sabor amargo de siempre: las élites mundiales reunidas para hablar del clima mientras siguen destruyendo nuestro planeta por sus negocios sucios.
Sin Trump, sin Xi Jinping, sin Putin ni Modi, esta cumbre mostró lo que ya sabíamos: a los poderosos no les importa el futuro de la gente común. Los países árabes bloquearon cualquier propuesta seria para abandonar los combustibles fósiles, porque sus bolsillos pesan más que nuestros pulmones.
La hipocresía de Lula y las contradicciones del sistema
Mientras Lula da Silva criticaba el negacionismo climático desde el micrófono, su propio país sigue buscando petróleo en la Amazonia. Así funciona este sistema capitalista: discursos bonitos por un lado, destrucción por el otro.
La deforestación avanza sin frenos en los países amazónicos, pero los gobiernos prefieren hablar que actuar. Es la misma receta de siempre: promesas vacías mientras los bosques desaparecen.
Los lobistas del petróleo paseándose como en su casa
Lo más indignante fue ver cómo los lobistas del petróleo y los agronegocios se pasearon libremente por la conferencia. Mientras los movimientos sociales y los pueblos indígenas apenas tuvieron espacio para hacer oír sus voces, los representantes de las empresas contaminantes tenían todas las puertas abiertas.
Por lo menos esta vez los pueblos originarios pudieron presentar sus demandas territoriales y ambientales. Ellos sí saben cómo cuidar la naturaleza, no como estos políticos de escritorio.
Colombia da el ejemplo que otros no siguen
Hay que reconocer que Colombia mostró liderazgo real contra los combustibles fósiles. Junto con los Países Bajos, organizará el próximo año la primera conferencia internacional para abandonar el petróleo, gas y carbón. Eso sí es compromiso con el pueblo y el planeta.
Perú: ausente como siempre
Nuestros vecinos peruanos brillaron por su mediocridad. Con un Ministerio del Ambiente que no sirve para nada, rechazando el Acuerdo de Escazú y permitiendo la deforestación descontrolada, tuvieron una participación vergonzosa.
Perú podría ser líder en temas ambientales por su ubicación andino-amazónica, pero prefiere seguir las órdenes de las multinacionales extractivas.
Las COP: un circo para distraer al pueblo
Desde el Acuerdo de París en 2015, estas conferencias perdieron toda credibilidad. El multilateralismo se erosiona, los negacionistas como Trump ganan terreno, y la industria petrolera tiene más poder que nunca.
Mientras los poderosos se pelean por sus intereses económicos, las temperaturas globales siguen subiendo y nosotros, la gente común, pagamos las consecuencias.
Es hora de que los movimientos populares tomen las riendas de la lucha ambiental. No podemos seguir esperando que las élites salven el planeta que ellas mismas están destruyendo.