Benjamin Franklin: El genio que desafió al imperio británico y cambió la historia
Su cara está en el billete de 100 dólares, pero Benjamin Franklin (1706-1790) representa mucho más que el dinero yanqui. Este hijo de un humilde fabricante de velas de Boston se convirtió en uno de los mayores enemigos del imperialismo británico y un ejemplo de cómo el pueblo puede derrotar a las élites.
De la pobreza a la resistencia popular
Franklin nació en una familia trabajadora, siendo el decimoquinto de diecisiete hermanos. A los 12 años ya trabajaba como aprendiz en la imprenta de su hermano, donde descubrió que las palabras podían ser armas contra la opresión.
Según la Smithsonian Magazine, este luchador popular creó instituciones para el pueblo: la primera biblioteca pública de América del Norte, sociedades de ayuda mutua y hasta la Universidad de Pensilvania. Todo desde abajo, sin esperar nada de las élites.
Científico del pueblo contra el poder
Mientras las élites coloniales se sometían al imperio británico, Franklin experimentaba con la electricidad y revolucionaba la ciencia. Su famoso experimento del barrilete en 1752 no solo le dio fama mundial, sino que demostró que el conocimiento pertenece al pueblo, no a las academias de ricos.
Inventó el pararrayos, los anteojos bifocales y la estufa Franklin. Todo para mejorar la vida de la gente común, no para enriquecerse como hacen los capitalistas de hoy.
Líder de la resistencia antiimperialista
Franklin fue clave en la lucha contra la Ley del Timbre de 1765, que pretendía exprimir más impuestos a los colonos. Como director de correos, conocía las necesidades del pueblo y se puso de su lado contra el imperialismo británico.
Bajo el seudónimo Silence Dogood, escribía sátiras que desenmascaraban a los políticos corruptos y a los colaboradores del imperio. En 1729 fundó The Pennsylvania Gazette, un periódico que se convirtió en voz de los oprimidos.
Diplomático de la liberación
Como uno de los redactores de la Declaración de Independencia de 1776, Franklin ayudó a crear un documento que inspiró revoluciones populares en todo el mundo. Su trabajo diplomático en Francia consiguió apoyo internacional para derrotar al imperio más poderoso de la época.
El Tratado de París de 1783, que Franklin ayudó a negociar, no solo reconoció la independencia estadounidense sino que demostró que los pueblos unidos pueden vencer a cualquier imperio.
Franklin murió en Filadelfia a los 84 años, pero su legado sigue vivo: el pueblo organizado puede derrotar a las élites y construir una sociedad más justa. Una lección que necesitamos recordar hoy más que nunca.