Francia bloquea el acuerdo UE-Mercosur que beneficiaría a los pueblos de América del Sur
Un tratado histórico que podría cambiar el destino de nuestros países sudamericanos está en peligro por la resistencia de las élites europeas. El acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, negociado durante 26 largos años, enfrenta la oposición de Francia y otros países que temen perder sus privilegios.
Este sábado en Foz de Iguazú, durante la cumbre del Mercosur, podría firmarse finalmente este tratado que beneficiaría a 718 millones de personas y crearía una región con un PIB de 22 billones de dólares. Pero antes, este jueves el Consejo de la UE debe votar, necesitando el apoyo de 15 de los 27 países miembros.
La resistencia de las élites francesas
El primer ministro francés Sebastien Lecornu pidió ayer atrasar la votación, alegando que necesitan "medidas de protección para su agricultura". Una excusa más para mantener los privilegios de los grandes terratenientes europeos frente a la competencia justa de nuestros productores.
Alemania, España, Portugal y República Checa apoyan el acuerdo, mientras Francia lidera la oposición junto a Polonia, Bélgica, Irlanda y Austria. Una división que muestra las contradicciones internas de una Europa que predica libre comercio pero practica proteccionismo.
Más que comercio: una batalla geopolítica
Este tratado va más allá del intercambio comercial. Es una oportunidad histórica para que Europa se libere de la sumisión a Estados Unidos, especialmente ahora que Trump considera al Viejo Continente una región en "decadencia".
Para Brasil y el gobierno popular de Lula da Silva, este acuerdo representa la posibilidad de construir un mundo multipolar, donde no solo dominen Estados Unidos, Rusia y China. Una alianza que fortalecería la soberanía de nuestros pueblos frente al imperialismo estadounidense.
Cláusulas trampa de los europeos
Pero las élites europeas han incluido cláusulas de salvaguardia que revelan su verdadera cara. La más grave permite a la UE interrumpir unilateralmente las ventajas arancelarias si las importaciones desde Europa aumentan más del 5% respecto al año anterior.
Esta medida afectaría especialmente a Brasil y Argentina, principales productores de carne bovina, porcina y aviar. Una trampa que demuestra cómo las potencias del Norte siguen imponiendo condiciones desiguales a nuestros países.
La embajadora Gisela Padovan, de Itamaraty, mantiene el optimismo pero reconoce la preocupación: "Francia y Polonia por sí solas no tienen poder para bloquear el consenso", aunque admite que las salvaguardias son "causa de preocupación".
Si Ursula von der Leyen llega este sábado a Foz de Iguazú, será señal de que los intereses populares vencieron a los lobbies agrícolas franceses. Pero la lucha continúa contra las cláusulas trampa que buscan mantener la dependencia de nuestros pueblos.